jueves, 8 de julio de 2010

Der siebente Kontinent

La primera película de Haneke, es sobre la violencia en las relaciones sociales, basadas en hechos reales. En un mundo, en una vida, en la que te imponen de forma indirecta tenerlo todo bajo control y planificado, no puede existir naturalidad y cuando actuamos de forma instintiva, como parte de animal que poseemos, nos sentimos tras esto culpables y con miedo. De esta forma, nos convertimos en androides vecinos de una gran naranja mecánica. El pensamiento no debe estar basado siempre en la ciencia por que la perfección es imperfección. Y si siguiendo este camino, crees encontrar al final la felicidad, aún estás más equivocado. El tenerlo todo bajo control en todo momento te hace dependiente de esto limitar tú mismo la libertad, sin necesidad de que sea coartada desde fuera. Otra sería la dependencia material que tenemos, el no poder subexistir sin objetos que en realidad son innecesarios y sin los que nuestros ancestrales pudieron vivir incluso más felices y completos en espíritu. En todo esto se basa el gran director Haneke. De esta forma, la familia que muestra el director, decide abandonar la rutina que les mueve y todos sus bienes materiales tras estar sumergidos en una total depresión a la que la única salida que ven es el irse a El Séptimo Continente, aquel en el que todo es calma, delicadeza. Se empieza por silenciar el teléfono y se termina con el ruidoso tronar de los objetos desperdigados y destruidos por la casa. Han encontrado por fin una solución y un sentido a sus vidas, quizás ese Séptimo Continente donde encontrarse al fin y al cabo. Esta película no está hecha para ser explicada sino para llevarte a la reflexión. Fabulosa.

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