Precious, es una de esas películas en que la belleza deja paso a una conmovedora historia a veces íntimamente dura y grotesca haciendo sentirme incómodo, como si no quisiese estar dentro de la habitación con las protagonistas, a veces tierna y positiva haciendo que sienta que la vida, sea como sea merece la pena, la historia de la protagonista gira en torno a la dureza de una vida con la que sólo acercarme visionándola en una pantalla de cine me da miedo y hace que se me forme un nudo en el estómago. La película logra transmitirte su fuerza y su emoción a través de la mirada de la protagonista, sólo con ver la tristeza en los ojos de su actuación contenida te emocionas. Durísimas escenas de violencia doméstica muy bien filmadas que merecen especial mención, sobre todo cuando Precious trata de evadirse en su mundo de fantasía vanal y simplista, pues eso es lo que ella ha visto en la tele y ella misma reconoce. En cualquier caso, lo que está por encima de cualquier duda son las interpretaciones de sus actrices principales, Gabourey Sidibe y Mo’Nique, simplemente impresionantes. Precious es una grata sorpresa del cine independiente.