miércoles, 3 de febrero de 2010


Avatar nació de una idea del director James Cameron diez años atrás, con una idea de avanzar ese género llamado ciencia ficción, con efectos especiales, según él, nunca antes vistos. Respecto a la película destacar por encima de todo los fantásticos efectos visuales, de diez. Y es que Cameron sabe como llamarnos la atención para adentrarnos en un mundo mágico, capaz de dejarnos boquiabiertos con cada paisaje o ser vivo. Todo cuidado al más mínimo detalle, con unos colores tan pintorescos que hace que todo sea perfecto. Sin duda una belleza audiovisual. Por último destacar algo inimaginablemente realizado, que son los seres del maravilloso planeta llamado Pandora, una increíble caracterización en cuánto a los llamativos personajes. Pero algo hace que se marque en su carrera hacía la perfección, a pesar de satisfactorias reflexiones, como el antibelicismo y el ecologismo, Pandora como un mundo utópico donde la sintonía en que viven los nativos con la naturaleza es una mezcla perfecta frente a la hostilidad y dominación de los humanos que se dan a ver en sus profundas casi tres horas, la historia que vemos, es como si ya nos la hubieran mostrado anteriormente en otras cintas, como si cogieran un trocito de cada una y lo mostraran aquí, aunque tiene su punto de originalidad respecto a sus personajes y perfectamente explicado el porque de todo. Otro punto negativo es su previsibilidad, incluso antes de verla, pero aún así sorprende, así que no acaba siendo del todo malo que sea previsible. Hoy, mis ojos han sido testigos de una experiencia increíble e imborrable en mi memoria. No sólo constituye una gran película de aventuras o ciencia-ficción. Como película en sí vista en tres dimensiones es para volver a verla una y otra vez.

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