PU-239 cuenta la historia del trabajador de una planta nuclear rusa que, tras ser expuesto a una radiación mortal al intentar detener un desastre en la misma, en lugar de compensarlo, es suspendido de su puesto sin obtener siquiera una justa indemnización. Debido a ello, a unos días de morir por tener mil rems (mortal de necesidad) en su nivel de radiación, y en su desesperación por brindarle a su esposa y a su pequeño hijo una provisión para su supervivencia una vez que él les falte, roba de manera impulsiva una pequeña cantidad, unos cien gramos de PU-239 (plutonio para armamento) y se lanza a la capital del país, Moscú, en un intento desesperado por realizar una venta rápida del mismo. Y por otra parte, está tres violentos mafiosos de poca monta que disponen de setenta y dos horas para conseguir seis mil dólares, multa que ha puesto el mafioso del barrio, en castigo al error que han cometido (confundieron el número cincuenta y uno de una dirección con el cincuenta y siete) incendiando una ferretería tras extorsionar a su dueño, negocio que ya estaba bajo la protección del mafioso. Como consecuencia de un encuentro fortuito en un mercado al aire libre, donde el trabajador había acudido con un letrero escrito en un cartón: “PU-239” para vender su mercancía y el más cabal de los mafiosos para buscar dinero para pagar al violento jefe mafioso, lo que hasta este momento había captado poco a poco mi atención, se convierte en una divertida, dramática, emotiva y absorbente historia que me mantiene pegado al sofá hasta el final. La película es una toda una muy recomendable y desapercibida joyita.