lunes, 10 de agosto de 2009

Old Joy es la historia de dos viejos amigos que procuran conservar un vínculo que está condenado a desaparecer. Uno de ellos lleva una vida tranquila y acomodada con su pareja, una casa, a punto de tener un hijo, relacionándose con sus vecinos, y no impide restarle importancia frente a su amigo, como si hubiese traicionado viejos principios que ambos habían establecido juntos en otro tiempo. Del mismo modo, adopta la faceta opuesta frente a su pareja, dándole a entender que apenas existe vínculo ya con su amigo y que en absoluto añora nada fuera de su vida en familia. El otro tan sólo aspira a aparcar la soledad y la miseria en la que está sumido por un par de días. Como si la vuelta a otros tiempos junto a su mejor amigo fuese la única forma que le queda de seguir adelante. La elegancia de esta película reside en lo interior que llega este planteamiento tan sencillo a pesar de que sus diálogos están muy medidos y en ningún momento abordan el tema. Éste se aborda a través de los silencios, de las miradas, los roces, el compartir la agradable sensación de un baño caliente uno al lado del otro, siendo una perra y el que visiona la película los únicos confidentes. Ambos se encuentran en tiempo muerto, una pausa en sus vidas, pues dentro de ellas y de la ciudad ya no pueden hacerlo. Tan magnífica, con una fantástica fotografía fija que hace agradables los tiempos muertos.

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