domingo, 21 de febrero de 2010

Rosetta

Es áspera, desapacible, asfixiante, con un ritmo frenético dado por el uso de la cámara en mano y no incluye música: la banda sonora, de sonido directo, sólo incorpora voz, sonidos asociados a la acción y sonido ambiental. La narración visual predomina ampliamente sobre la verbal. Muchos sentirán desagrado frente a esta rudeza visual. A mí en lo personal me interesa. Porque finalmente esto es cine, y de esto de trata: de traducir en lenguaje cinematográfico esta vida que lleva Rosetta en su dimensión más profunda: su realidad de adolescente que camina por los bordes de la marginalidad, su profundo desamparo y su desesperado deseo por salir adelante y no caer en el pozo. No hay palabras para la actuación de Emile Duquenne en la piel de Rosetta: es sencillamente extraordinaria. Y pese a la sofocante descripción de la realidad que vive, hay algo profundamente conmovedor e inmenso que aparece de este frágil ser humano, que es su espíritu. Su deseo por preservarse y no sucumbir a la desesperanza total, y este es el aspecto más elevado de esta película.

Probablemente me cruce con muchas Rosettas en mi vida diaria y no repare en ellas o la juzgue, pero los Dardenne me proponen aquí adentrarme en este universo interior y descubrir su maravillosa humanidad. Extraordinaria película.

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