lunes, 14 de septiembre de 2009

Ladri Di Biciclette

Me hallo ante una de las películas que instauraron una nueva vanguardia que marcaría la historia del cine para siempre: el neorrealismo . Se centra en la necesidad de plasmar la realidad del momento, a través de una filmación lo más realista posible de sencillas historias centradas en los problemas cotidianos que sufría la gente corriente.

De Sica, director, me sumerge en la historia de Antonio Ricci, un padre de familia que espera una oportunidad de trabajo. Cuando por fin consigue un empleo como fijador de carteles, se le exige la posesión de una bicicleta para dicha labor. Tras grandes esfuerzos, logra desempeñar la suya, pero es víctima de un robo en su primer día de trabajo. Desde entonces, hará esfuerzos sobrehumanos por recuperar su bicicleta, topándose con la impunidad de una sociedad desesperada, con la indolencia de una administración inactiva y, lo más desesperante, con la cruda miseria, que amenaza en cada esquina.

Algo se me ha removido muy hondo al terminar de ver esta película. Se me atragantó la garganta, mis ojos se humedecieron, y una sensación de tristeza y profunda consideración pude sentir por Ricci y por Bruno, ese papá comprometido y ese niño leal, que en medio de la miseria de la posguerra, luchan por sobrevivir contra todas las carencias. Empezar esta crítica afirmando que se trata de una de las mejores películas de la historia del cine puede generar algunas dudas sobre mi exposición, pero no puedo evitarlo. La relación entre padre e hijo es para mí la base de esta cinta, que la convierte en un largometraje de necesario consumo. El niño protagonista se encuentra de frente y sin avisar, con la realidad de una figura paterna que hasta el momento era considerada como un referente heroico. Las miserias propias de las necesidades vitales y de la persona descubren a un padre no tan cierto como el niño creía, pero que se esfuerza en ofrecer a su hijo lo mejor en un mundo no tan bueno. El niño aprende a admirar las virtudes de su padre siendo consciente también de sus imperfecciones, en muchos casos consecuencia del decadente ambiente de posguerra.

Recomiendo esta película e invito a todos tras verla a reflexionar sobre la importancia de la empatía y la comprensión en esta sociedad llena de insolidaridad e hipocresía.

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