martes, 7 de julio de 2009

Refiriéndome a la película del CHE (dividida en dos, el argentino y guerrilla) es un recorrido de una cámara testigo por su papel como revolucionario, sus ideas y pensamientos. Un hombre que se dio cuenta de las grandes injusticias que destruían a su continente y se propuso combatirlas. Eligió la violencia como su camino, como tantas otras veces han hecho tantos otros hombres, y siguió este camino con coherencia admirable. Hoy podemos criticar su decisión pero no la coherencia con que la desarrolló. Él, más que nadie, creía en el amor y creía en el ser humano. El propio Guevara lo resume excepcionalmente cuando dijo aquello de que “el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor: amor a la humanidad, amor a la justicia y amor a la verdad”. Hoy en día en un mundo en el que parece que el capitalismo salvaje es la mejor solución para todos y el “libre” comercio mundial puede parecer que revivir la revolución cubana solo sea un ataque de nostalgia. Las escenas del discurso del Che en las Naciones Unidas donde denuncia al imperialismo norteamericano, sirven admirablemente para perfilar su ideología. Y esta película en plena crisis del sistema capitalista, que recuerda como ya hubo gente hace años, que denunciaba el mal funcionamiento de este sistema económico y social, basado en el individualismo. Por desgracia, cada día son menos los políticos que se atreven como el Che a denunciar esa realidad en plena asamblea de la ONU por que los políticos dejaron de tener el poder para otorgárselo al mercado y a las grandes multinacionales. Soderbergh consigue mostrar al Che con bastante fidelidad, a un hombre de firmes convicciones que le llevaban a tomar decisiones duras y cuestionables. Por un lado se le ve curando las heridas de sus compañeros y por otro firmando sentencias de muerte y seguro que el Che histórico hizo ambas cosas. En Guerilla vemos al Che en Bolivia, tratando de imponer la revolución para acabar con el imperialismo, pasando penurias en pro de la utopía y mejoramiento de la vida de los más pobres. Resulta que su intento es en vano y es asesinado por el ejército boliviano. Impresionante la lección que le da a uno de sus hombres de lucha, cuando están siendo perseguidos y matados por el ejército, cuando su situación como grupo guerrillero empieza a ser verdaderamente desastrosa, y el militante quiere abandonar: "Para sobrevivir aquí, y para triunfar, uno tiene que vivir como si ya hubiera muerto." Dicho y hecho, porque Ernesto predicaba con el ejemplo. Antes de ver la película aconsejaría dejar de lado los prejuicios y las ideas políticas para sumergirse de lleno en la historia que Soderbergh quiere contar, al fin y al cabo es una adaptación del diario del propio Che, no un documental.



Posdata: el Che es un personaje al que admiro como persona e ideológicamente.

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