martes, 16 de junio de 2009

Las fascinantes primeras imágenes de Blade Runner me envuelve en una especie de sueño fantástico, y me transporta a otro mundo, un mundo del que es imposible olvidarse incluso después de terminada la película. Nunca el futuro (ahora casi presente) había sido retratado de forma tan oscura, tan turbia y a la vez deslumbrante. Antes de empezar a contarme la historia, el director me sumerge en ese universo, hace que lo sienta, y a partir de ahí me empieza a hablar de un agente secreto que es llamado para resolver el caso de cuatro replicantes, androides construidos con material humano mediante ingeniería genética y disponen de un nivel de inteligencia similar al de los humanos. Esos replicantes, tras participar en un motín, han llegado a la Tierra y se refugian en Los Angeles. Por ser una seria amenaza, el agente secreto es encargado de cazarlos. Plantea cuestiones relativas a las diferencias entre lo real y lo irreal, la esencia de la condición humana, la libertad, la responsabilidad, la conciencia, la religión, etc. Película llena de simbolismos, del 1982, que a pesa de ello es ya un clásico entre los clásicos. Recomendable.

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