martes, 3 de febrero de 2009

En JCVD, el actor Jean-Claude Van Damme, ironiza sobre su propia carrera y su vida personal haciendo de sí mismo, en un papel tragicómico para el recuerdo. En su ciudad natal Bruselas, donde regresa para el descanso de una vida agotadora, de mentiras y tragedias personales, en su hogar, decide descansar, pero una desgracia en forma de dinero le hace entrar a un banco, allí se está produciendo un robo con rehenes y Van Damme es un rehén más. El director El Mechri dirige magistralmente a Van Damme en esta especie de fantasía metafísica, en la que el público tiene que decidir si entra o no al juego que se le propone. Yo lo hice y disfruté viendo las tragedias emocionales de Van Damme. Van Damme realiza una interpretación (monólogo incluido) soberbia, desnudando su persona más allá del mito, reflexionando sobre su vida personal y su carrera. Su interpretación está a gran altura, por encima del nivel alcanzado nunca por muchos actores de éxito y reconocidos por muchos como buenos actores, tanto con los diálogos como con sus gestos, obviamente lejos de los excesos de algunas de sus películas, trasmite en cada momento las emociones del personaje a la perfección. De veras, jamás imaginé que uno de los momentos más dramáticos vistos por mí, fuera la mirada de Jean-Claude mirando fijamente a cámara, mientras ambos soltábamos una lágrima. Verdad que esta película rescata del infierno a Van Damme, que iba camino de convertirse en el peor actor del mundo en la cultura popular actual. En fin, una película recomendable para los seguidores y a los no seguidores del belga Van Damme.

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