martes, 11 de noviembre de 2008

Tideland me hace adentrar en un mundo mágico y enfermizo de Jeliza-Rose, poblado por tiburones metálicos sedientos de carne humana, miedosas cabezas de muñecas que hablan y ardillas colonizadoras, un retrasado mental, Dickens. Es una tremenda fábula donde una pequeña niña acaba descubriendo que todos los sueños son en realidad pesadillas. Mundo este que pretende ser bello como los sueños visto a lo lejos, pero según uno se acerca descubre que es feo y podrido, la casa vista desde lejos es magnífica, según nos acercamos se van viendo el polvo. Tristes sueños, tristes personajes. Es increíble como maneja el director Gilliam esta película, como a través de la inocencia y la imaginación de una niña, Gilliam las convierte en un cuento mágico, como si de "Alicia en el País de las Maravillas" se tratara. Me parece una joya por eso, porque tiene dos lecturas. Por un lado estás viendo la realidad objetiva y durísima, y por otro estás viendo el mundo mágico de Alicia en el que vive la niña. La película se puede ver de las dos formas y al mismo tiempo, y provoca en mi, muchas reacciones y muchas emociones distintas, los personajes tan pronto son siniestros como encantadores, de repente tienes miedo y de repente te ríes. Si, es una película peligrosa, loca y hermosa.

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