martes, 12 de agosto de 2008

Me dispuse a ver una película europea esta noche en la que el aburrimiento que mataba de sueño y me abrió los ojos como platos desde su primer minuto y esta es una virtud que cada día valoro más en el séptimo arte. Ben X es sobre un joven autista con graves problemas para relacionarse con los demás y para distinguir la realidad del mundo de los videos juegos, mundo en que él es el nivel ochenta, el mejor de todos. Debido a sus problemas, Ben sufre la marginación, los abusos de sus compañeros de clase. El director de esta película intenta reflejar gran parte de la realidad, los defectos de esta sociedad en la que vivimos, que es la hipocresía, la brutalidad, el abuso por parte de los compañeros de colegio en las escuelas. Imposible no sentirse identificado y te entran hasta ganas de pegarles una paliza a esos que te hacen la vida imposible. La actuación de Greg Timmersmans, el protagonista que interpreta a Ben, resulta desgarradora de principio a fin, me transmitió la desolación y el infierno por el que está pasando una persona superdotada, con una percepción de la realidad y una sensibilidad extrema. Las escenas son una montaña rusa de emociones que se atreve a jugar con la realidad, creando un paralelismo entre la realidad que le ha tocado vivir a Ben y su interiorización de la misma en forma de video juego, única manera que conoce él de reaccionar y tomar decisiones. Y hay un final demoledor e imprevisible, de los mejores que he visto desde Saw. Recomendable esta película y saludos de Tavis.

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