miércoles, 13 de agosto de 2008

Confidences trop intimes es la historia de Anna, una mujer en plena crisis de los cuarenta años, a la que no le gusta estar en casa. Hace cuatro años que está casada, no ha tenido hijos y se siente profundamente insatisfecha. Confunde la puerta de la oficina de un psiquiatra, el doctor Monnier, con la de un asesor fiscal, Faber, que la atiende y escucha mientras espera que le plantee problemas fiscales y en la segunda entrevista, Faber le aclara que no es médico pero ella le interrumpe diciendo que no le importa y que sabe que los psicólogos no son médicos. Más tarde, descubrirá su confusión pero Anna continúa las visitas a Faber, que le ofrece la confianza y la atención que necesita. Parece que los dos protagonistas comparten el ser personas heridas emocionalmente y sentimentalmente insatisfechas. El interés de Faber por las confesiones de Anna se basa en los problemas de ella y los suyos propios. Faber vive encerrado en una vivienda y en un despacho heredado de sus padres, que ocupó con su esposa Jeanne hasta que ésta le abandonó por otro hombre. El único entretenimiento de Faber es jugar con una colección de juguetes mecánicos infantiles. Los encuentros de Anna y Faber producen cambios en sus actitudes vitales y en sus expectativas, pero las soluciones que buscan son difíciles. La ambigüedad de Anna hace que yo me planee si es del todo cierta su historia y qué pretende realmente y eso es tan inquietante. En fin, es una historia intimista, de exploración del alma humana, de frustraciones y de soledad interpretada por personajes cercanos, naturales y realistas. Para mí, es una película recomendable.

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