miércoles, 9 de julio de 2008

Zamani barayé masti asbha (en inglés a time for drunken horses y en castellano, un tiempo para los caballos borrachos) nos cuenta una historia dura sobre los esfuerzos de una familia iraní que vive del tráfico ilegal de la frontera entre Irán e Irak y que necesita dinero para operar en Irak a uno de sus hermanos, que está muy enfermo. Veo imágenes directas de niños que viven en una tensión extrema, no es sólo el ambiente de la frontera entre ambos países, también una frontera existencial de los dos pequeños hermanos que atraviesan la montaña nevada con su mula borracha están salidos del mundo, son seres de búsquedas intensas, lo digo por la madurez que demuestra Ayoub, el niño protagonista, sólo puede darse en personas que han sufrido y vivido tanto, que necesitan un poco de infancia para escapar de la cruda realidad y ojo el director no intenta jugar con el sentimentalismo y la tristeza para contagiarme sino juega con las imágenes, con los gestos y los esfuerzos de esos niños que se han visto obligados a madurar, a trabajar para salir adelante, a ser sus propios padres y a superarse en situaciones críticas como la de Ayoub al final, subiendo por la montaña y encontrarse con una emboscada iraquí y que todos huyan y nadie le ayuden y eso es supervivencia dura, el anhelo de superación y el no poder perder nada más, les hace superarse a sí mismos y darse la vuelta y ellos solos alcanzar la frontera. Y les digo que el cine es el refugio natural para aquellos que desconfían del lenguaje del cine, sólo hay que dejar que el cine se comunique directamente con esas partes nuestras que pueden pensar y sentir directamente con las imágenes, como esa película iraní. En fin, recomendable.

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